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Masticar bien después de los 60: mitos y realidades

Siempre he pensado que comer es uno de los grandes placeres de la vida y que, a medida que avanzamos en edad, mantener una buena función masticatoria se convierte en un factor clave para nuestra salud y calidad de vida. En mi experiencia atendiendo a pacientes de la tercera edad en Implan-T, he comprobado cómo la percepción subjetiva de poder masticar ciertos alimentos a veces no coincide con la realidad clínica. Un estudio reciente publicado en la Journal of Dental Sciences (2025), realizado por Feng-I Chen, Jen-Hao Chen y Jiiang-Huei Jeng, me ha ayudado a entender mejor las implicaciones de esta diferencia entre la percepción y el rendimiento real a la hora de masticar.

A continuación, comparto contigo mis reflexiones, información recopilada y recomendaciones para mejorar la función masticatoria en adultos mayores, así como la manera en que en Implan-T abordamos este tipo de necesidades dentales.

La importancia de la función masticatoria en la tercera edad

Para mí, la capacidad de masticar adecuadamente en la tercera edad va más allá de un simple gesto rutinario. Es un factor esencial que influye en la nutrición, la salud general y la socialización de las personas mayores. Una masticación deficiente puede derivar en:

  • Problemas nutricionales: Cuando alguien tiene dificultad para desmenuzar alimentos duros o fibrosos, suele evitarlos y pierde nutrientes esenciales. Esto puede precipitar deficiencias vitamínicas, anemias y pérdida de masa muscular.
  • Aislamiento social: He visto casos de pacientes que dejan de asistir a comidas familiares o reuniones sociales por sentir vergüenza al no poder masticar bien, perdiendo momentos de disfrute y conexión con sus seres queridos.
  • Disminución de la calidad de vida: El acto de comer va ligado al placer y al bienestar. Una función masticatoria reducida limita la variedad de alimentos, aumentando la frustración y el estrés.

Mantener un buen nivel de salud bucodental en la tercera edad involucra tanto la conservación de los dientes naturales como la adaptación de prótesis — ya sean totales, parciales o incluso soluciones de implantología — que faciliten la masticación óptima.

Percepción subjetiva vs rendimiento objetivo: un estudio revelador

El estudio transversal desarrollado en Taiwán, con 1,000 adultos mayores de 60 años, arrojó datos muy interesantes que corroboran algo que he visto en mi propia práctica:

  1. Evaluación subjetiva (MA, Masticatory Ability): Se utilizó un cuestionario sobre la capacidad de masticar 14 grupos de alimentos de distintas texturas y durezas. Muchos participantes creían masticar correctamente, especialmente cuando se trataba de alimentos blandos o cortados en trozos pequeños.
  2. Evaluación objetiva (MP, Masticatory Performance): Se implementó una prueba estandarizada con gomitas, un alimento de consistencia elástica pero no demasiado dura. El 25% de los participantes mostró un desempeño masticatorio deficiente, indicando que su realidad clínica no se correspondía con su percepción inicial.

De hecho, el número de dientes resultó ser un factor fundamental en ambos indicadores, pero una curiosidad que llamó mi atención fue que aquellos que usaban prótesis removibles mejoraban su percepción de masticación, especialmente en alimentos como frutas y vegetales. Esto tiene sentido porque la prótesis, al proporcionar soporte y superficie de masticación, ofrece una sensación mayor de seguridad al morder.

No obstante, el estudio también evidenció que, aunque exista correlación entre lo que el paciente “cree” que mastica y lo que realmente puede masticar, las divergencias pueden ser notables. Hay personas que sobreestiman sus capacidades y otras que las subestiman, destacando la relevancia de realizar pruebas objetivas y no basarse únicamente en la impresión personal del paciente.

Factores determinantes en la capacidad masticatoria

Al reflexionar sobre mi experiencia y al contrastarla con los datos de la investigación, identifico varios elementos clave que impactan directamente la función masticatoria en adultos mayores:

  1. Edad avanzada: Las personas mayores de 85 años mostraron una menor capacidad de masticación, con una puntuación promedio de 7.38 en el estudio. La pérdida de densidad ósea, la reducción de la fuerza muscular y los cambios en la salivación son factores que complican el acto de masticar.
  2. Nivel educativo: El estudio señala que un 44.14% de los participantes analfabetas presentó masticación deficiente, mientras que solo un 11.98% de quienes tenían educación universitaria mostró el mismo problema. Esto puede relacionarse con menor acceso a la información sobre cuidado bucal, disponibilidad económica, así como menor conciencia sobre la importancia de revisiones periódicas.
  3. Enfermedades crónicas: Hipertensión, diabetes y otras dolencias sistémicas influyen de manera directa en la salud bucal. Más de dos tercios de los participantes tenían al menos una enfermedad crónica, lo que limitaba su rendimiento masticatorio. Además, ciertos medicamentos reducen la salivación, dificultando la masticación de alimentos secos o duros.
  4. Uso de prótesis removibles: Para quienes han perdido piezas dentales, las prótesis son un soporte crucial. El estudio mostró incrementos de hasta 0.61 puntos en la percepción subjetiva de la masticación de frutas y vegetales. Sin embargo, la adaptación y el mantenimiento de las prótesis requieren supervisión, ajustes periódicos y una higiene minuciosa.

Implicaciones clínicas y recomendaciones

Como profesional de la salud bucodental, entiendo la relevancia de aplicar estrategias integrales para mejorar la calidad de vida de mis pacientes en la tercera edad. A lo largo de mi trayectoria, he comprobado la eficacia de las siguientes recomendaciones:

  1. Conservación de dientes naturales
    Siempre es preferible evitar la extracción. La prevención y el tratamiento conservador (limpiezas periódicas, selladores o reconstrucciones) pueden prolongar la vida de los dientes. Esto se traduce en una mejor función masticatoria y un impacto positivo en la autoestima del paciente.

  2. Evaluaciones periódicas de la función masticatoria
    No basta con preguntar “¿Puede masticar bien?”. Es fundamental combinar cuestionarios de autopercepción con pruebas clínicas para establecer un diagnóstico sólido. Si detecto discrepancias, propongo planes de tratamiento que incluyan ejercicios específicos o adecuaciones en las prótesis.

  3. Ajustes y mantenimiento de prótesis
    Cuando alguien usa prótesis removibles, me centro en verificar su ajuste para evitar roces e incomodidades. Además, insisto en la importancia de la higiene: desinfectar y limpiar diariamente las prótesis previene infecciones y mantiene una boca saludable.

  4. Rutinas de ejercicios de fortalecimiento oral
    Recomiendo ejercicios sencillos, como masticar chicle sin azúcar o hacer movimientos de la lengua y los labios que estimulen la musculatura orofacial. Esto ayuda a mejorar gradualmente la fuerza y la eficiencia masticatoria, potenciando la autonomía del paciente.

  5. Educación nutricional y bucodental
    En muchos casos, sugiero la asistencia de un nutricionista para adaptar la dieta a las capacidades masticatorias, sin renunciar a los nutrientes esenciales. También proporciono pautas para el cuidado diario de la boca y recordatorios sobre la necesidad de visitas semestrales al dentista.

Implantes dentales, una alternativa superior a las prótesis removibles

Aunque las prótesis removibles cumplen una función importante para quienes han perdido sus piezas dentales, he comprobado en mi práctica diaria que los implantes dentales brindan una mayor estabilidad, funcionalidad y comodidad a largo plazo. A diferencia de las prótesis, que pueden aflojarse o causar molestias al comer o al hablar, los implantes se integran directamente con el hueso maxilar, proporcionando un soporte mucho más sólido y reduciendo el riesgo de reabsorción ósea.

Desde mi experiencia, tener “dientes fijos” incrementa considerablemente la autoconfianza de mis pacientes y mejora su calidad de vida, ya que la sensación al masticar es más cercana a la de un diente natural. Por ello, aconsejo valorar la opción de los implantes dentales antes de recurrir a una prótesis removible. En Implan-T, adaptamos el tratamiento a cada persona para que pueda disfrutar de todos los beneficios que ofrecen los implantes, priorizando la comodidad, la longevidad de la solución y la salud bucodental integral.

Preguntas frecuentes

1. ¿Por qué mi percepción de masticar es mejor de lo que muestra mi evaluación objetiva?

A veces, nos acostumbramos a ciertas limitaciones sin darnos cuenta. También tendemos a adaptar los alimentos (cortándolos más pequeños o eligiendo texturas blandas) sin ser conscientes de que estamos evitando dificultades. Por eso, es esencial la evaluación profesional para conocer el estado real.

2. ¿Es normal perder la capacidad de masticación con los años?

Es cierto que el envejecimiento conlleva cambios fisiológicos, como la reducción de saliva y el desgaste dental. Sin embargo, con un cuidado bucodental adecuado, revisiones periódicas y tratamientos oportunos, se puede minimizar el impacto y mantener una buena masticación.

3. ¿Las prótesis removibles solucionan completamente el problema de la masticación?

Las prótesis ayudan significativamente, pero no equivalen a tener dientes naturales. Su efectividad dependerá de la adaptación del paciente, el ajuste profesional y el mantenimiento adecuado. En algunos casos, las prótesis sobre implantes ofrecen mayor estabilidad y satisfacción masticatoria.

4. ¿Qué papel juegan las enfermedades crónicas en la salud bucal?

Enfermedades como la diabetes o la hipertensión influyen en la cicatrización y en la salud de los tejidos bucales. A menudo, también requieren medicamentos que pueden disminuir la salivación o provocar cambios en la flora oral, afectando la capacidad de masticación.

5. ¿Cada cuánto debo acudir al odontólogo para evaluar mi masticación?

Recomiendo que las personas mayores visiten al odontólogo al menos dos veces al año. En cada consulta, evaluamos no solo el estado de las piezas dentales o prótesis, sino también la salud de encías y tejidos blandos, y comprobamos la funcionalidad de la masticación.

Implan-T

Mi mayor aprendizaje tras revisar estos hallazgos científicos y comparar con mi propia experiencia en Implan-T, es que la masticación en la tercera edad no se define únicamente por el número de dientes presentes. Existe una combinación de factores, desde la percepción individual hasta las condiciones sistémicas y el uso de prótesis, que determinan la verdadera capacidad de masticar. La correlación entre la percepción subjetiva (MA) y el rendimiento real (MP) no siempre es perfecta, por lo que debemos contar con herramientas objetivas de evaluación para diseñar planes de tratamiento efectivos.

Garantizar una buena función masticatoria no solo se traduce en una mejor nutrición, sino también en una mejor calidad de vida, mayor independencia y un disfrute pleno de algo tan cotidiano como comer. Por eso, insisto en promover la importancia de la conservación de dientes naturales, la utilización adecuada de prótesis o mejor implantes dentales, la educación continua y la prevención para lograr sonrisas más saludables y vidas más plenas en la tercera edad.

Implantes dentales en Implan-T, una solución integral

Quiero concluir recordando que en Implan-T nos enfocamos profundamente en el campo de la implantología, ofreciendo soluciones personalizadas para cada paciente. Desde mi experiencia, los implantes dentales representan una alternativa fiable, duradera y estéticamente agradable frente a otros tratamientos tradicionales. Al integrarse directamente con el hueso maxilar, permiten recuperar la funcionalidad al masticar y, sobre todo, devolver la confianza y la comodidad a la hora de sonreír.

En nuestro equipo, evaluamos detalladamente la salud bucodental de cada persona para diseñar un plan de tratamiento que cubra sus necesidades específicas, fomentando así una experiencia óptima y mejorando, de forma integral, la calidad de vida en la tercera edad.

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